Isla del Encanto
Como producto de una planificada insensibilidad al medio ambiente, e improvisación en los planes de gobierno, por parte de quienes nos han dicho que querían gobernar por ser los mejores...
Como producto de una planificada insensibilidad al medio ambiente, e improvisación en los planes de gobierno, por parte de quienes nos han dicho que querían gobernar por ser los mejores, que estaban preparados por ser grandes visionarios, y llegaron al poder, los coloneses podemos hoy enorgullecernos de contar con una isla artificial, surgida en el que fuera un día el cauce regular y abundante de nuestro río Escalante. A buen regalo para nuestras poblaciones gemelas! Sin duda, deberíamos bautizarla “Isla del Encanto”. Se me ocurren muchas actividades que pudiéramos llegar a desarrollar en sus predios: colocar toldos con sus respectivas parrilleras para ir a jugar domino, bolas criollas y tomarnos unas “frías” en días tan calurosos como los que estamos atravesando. Podríamos llevar nuestras mascotas a caminar por el perímetro de la encantadora isla o exhibir una muestra de la mejor ganadería local consumiendo el nutriente pasto que ahí se cultiva. ¿O qué tal si se alquilaran cañas de pescar o simples cuerdas con anzuelos para atrapar los bagres “mieleros” que pueblan la lagunita Escalante? No estaría nada mal llevar a la familia para un día de picnic y entrenarlos en el afilamiento del sentido del olfato con la variedad de olores que merodean nuestra Isla del Encanto. Se podrían crear concursos para ver quien avista más animales en descomposición atascados en los recodos del río o en la sedimentación del dragado Escalante. Creo que las escuelas no podríamos faltar en llevar nuestro alumnado a celebrar juegos tradicionales como elevar volantines, jugar trompos o metras. También podríamos hacer una hermosa marina para anclar canoas o algún yate que se anime a visitarnos. Tampoco sería mala la idea de hacer pequeños puentes artesanales que comunicaran la isla principal con las otras pequeñas que ya se dejan ver en otras partes del río para que la gente los traficara. ¿Qué tal si lo habilitamos como un espacio para el deporte y la práctica de aerobics? ¿O si, más bien, dejamos que sea el lugar para colocar las vallas políticas, de modo tal, que la gente pueda leer fácilmente quienes son los candidatos a los cargos locales estadales y/o nacionales? A quienes aspiren a hacer estudios superiores en salud pública (Bioanálisis, por ejemplo) les vendría como anillo al dedo para analizar todo lo que viene en los sólidos que caen de una cloaca abierta, o finalmente. pudiéramos levantar el museo a nuestro pasado lacustre para, en un acto de magia, convencer a quienes lo visiten que esa laguna fue el gran Escalante que hizo surgir nuestros poblados en sus márgenes y que fue el factor, más determinante, para que el progreso llegara a nuestra tierras benditas. No le mencionaremos a las nuevas generaciones que una mala ingeniería de políticos improvisados, desvió su curso natural y permitió su contaminación hasta hacerle lucir nauseabundo. Eso sí, les diremos que todo gobernante o quien aspiraba a serlo, lo tomaba como bandera en sus discursos, decía que lo dragaría, mencionaba que moría porque el gobierno de Caracas no le bajaba recursos, pero que él o ella eran muy sensibles a su deterioro (y no a los votos buscados en otros temas y lugares) y que, lo mejor que se les ocurrió vista la situación fue darnos en herencia la hermosa y bella Isla del Encanto.